
México depende fuertemente de bienes intermedios y de capital provenientes de China para sostener su industria exportadora.
China vive un proceso deflacionario en precios industriales que abarata aun más la maquinaria, el equipo y los componentes.
La guerra comercial EE.UU.–China reordena cadenas globales.
La Pregunta central: ¿México se va a encarecer solo por políticamente “castigar” a China o va a usar esta coyuntura para modernizar su industria, desarrollar tecnología propia y subir de nivel?
La dependencia de México de los insumos y maquinaria de China
Durante la última década, México se integró a la economía china de una forma silenciosa pero profunda:
- Una parte muy relevante del déficit comercial mexicano proviene de China.
- Lo que se importa no son sólo productos terminados baratos:
- Bienes intermedios: partes, componentes electrónicos, autopartes, químicos, acero procesado, textiles técnicos.
- Bienes de capital: maquinaria, equipo eléctrico, robots, líneas de producción, herramientas de precisión.
Esta estructura significa algo incómodo pero real: México no compite globalmente sin China, gran parte de su competitividad manufacturera depende de insumos y maquinaria chinos que abaratan costos y permiten producir para el mercado de Estados Unidos.
Cuando se habla de subir aranceles generalizados a China “para proteger la industria nacional”, se omite un punto técnico clave:
- Si encareces de golpe maquinaria y componentes chinos:
- suben los costos de producción en México;
- se reduce el atractivo del nearshoring;
- algunos proyectos manufactureros migran a otros países más baratos o más estables.
Aquí no estás protegiendo industria: la estás debilitando desde adentro.
Gráfica 1 – Déficit comercial de México con China y principales socios

El déficit con China no es un “capricho comercial”, sino evidencia de una altísima dependencia de insumos productivos, antes de castigar a este proveedor, México necesita una estrategia de sustitución inteligente y fortalecimiento interno”.

La deflación en China: amenaza para ellos, oportunidad para nosotros
China enfrenta presiones deflacionarias ligadas a:
- Exceso de capacidad en sectores como acero, solar, baterías, autos eléctricos, electrónicos.
- Debilidad en su demanda interna.
- Crisis inmobiliaria y desconfianza de hogares y empresas.
- Competencia feroz entre empresas chinas que recortan precios para sobrevivir.
Eso genera:
- Precios más bajos en bienes industriales, maquinaria y equipo.
- Incentivos para que empresas chinas exporten más agresivamente.
- Tensión con EE.UU. y Europa, que responden con aranceles y restricciones.
- Búsqueda de mercados “puente”: países con acceso a Norteamérica, tratados comerciales y capacidad industrial instalada.
La deflación industrial china no es sólo un problema macro en Asia: es una ola de tecnología y equipo más barato que puede ser una palanca histórica de modernización para países que sepan absorberla. México es uno de ellos.
Gráfica 2 – Índice de precios al productor (PPI) de China y tendencia deflacionaria

· Línea negra – CPI (Consumer Price Index): inflación general.
· Línea amarilla – Core CPI: inflación subyacente (sin alimentos ni energía).
· Línea rosa – PPI (Producer Price Index): precios al productor, es decir, cuánto suben o bajan los precios que enfrentan las empresas industriales.
En la gráfica observamos que, mientras la inflación al consumidor en China se mantiene cerca de cero, los precios al productor han pasado buena parte de los últimos años en terreno negativo. Esta deflación industrial refleja exceso de capacidad, márgenes presionados y la necesidad de colocar más producción en el exterior a precios competitivos. Para México, esta dinámica implica que buena parte de la maquinaria, equipo y bienes intermedios chinos puede llegar más barata, lo que abre una ventana única para abaratar la modernización industrial… si el país decide aprovecharla con una política inteligente de integración y desarrollo tecnológico propio.
Lo que México debería hacer: usar la deflación china para fortalecerse, no para fracturarse
Esta coyuntura no se resuelve con consignas políticas, sino con estrategia.
Aquí propones, desde Fimun, una hoja de ruta clara para discusión pública, empresarios e inversionistas ¿como?.
1. Aranceles quirúrgicos, no martillazos políticos
- Evitar aranceles generalizados a todo lo chino que:
- encarecen bienes de capital,
- castigan a industrias ensambladoras y exportadoras,
- reducen competitividad frente a otros países del nearshoring.
- En cambio:
- Aranceles selectivos sólo donde haya dumping probado o riesgo estratégico.
- Facilitar la importación de maquinaria, componentes tecnológicos y bienes de capital usados para:
- automatizar plantas,
- elevar productividad,
- cumplir estándares del T-MEC.
Proteger la industria nacional no es subir aranceles a ciegas; es saber qué encarecer, qué abaratar y dónde exigir contenido nacional.
2. Importación estratégica de bienes de capital chinos baratos
La deflación china abarata:
- Robots, maquinaria CNC, automatización,
- paneles solares, baterías, infraestructura energética,
- equipo de comunicaciones, hardware industrial.
México debería:
- Aprovechar el menor precio para renovar planta productiva.
- Condicionar créditos e incentivos a:
- mayor productividad,
- mejores salarios,
- incorporación de proveedores locales,
- capacitación técnica en México.
3. Política agresiva de desarrollo de proveedores nacionales
Objetivo: dejar de ser sólo el sitio donde se atornillan partes importadas.
Las acciones recomendadas:
- Identificar eslabones críticos hoy dominados por importaciones chinas: componentes electrónicos específicos, piezas metálicas de precisión, moldes, empaques especializados, partes automotrices avanzadas.
- Crear programas de:
- financiamiento vía banca de desarrollo,
- coinversión público–privada,
- incentivos fiscales ligados a:
- contenido nacional incremental,
- certificaciones de calidad,
- integración a cadenas T-MEC.
Cada dólar de equipo chino que entra debería venir acompañado de un plan para que, en 5–10 años, una parte de esa cadena se haga en México con ingeniería mexicana.
4. Jugar a dos bandas: nearshoring con EE.UU., producción con China (pero con reglas)
México puede y debe:
- Mantener alineación estratégica con EE.UU. (T-MEC, seguridad, origen de componentes sensibles).
- Al mismo tiempo, permitir que capital y tecnología chinos participen en:
- parques industriales,
- joint ventures,
- plantas orientadas al mercado norteamericano.
Siempre con tres condiciones claras:
- Transparencia en propiedad y datos.
- Respeto a reglas de origen del T-MEC.
- Compromisos de transferencia tecnológica, capacitación e integración de proveedores locales.
Esto convierte a México en una plataforma regulada donde convergen EE.UU., China y otros países, sin ser rehén de ninguno.
5. En qué sectores enfocarse para salir fortalecidos
- Electrónica avanzada y sistemas de potencia.
- Autopartes inteligentes y movilidad eléctrica.
- Energías limpias y almacenamiento.
- Automatización industrial y robótica ligera.
- Software e infraestructura digital industrial (IoT, datos, ciberseguridad).
La lógica:
- Usar equipo chino barato como punto de entrada.
- Combinarlo con:
- ventaja geográfica con EE.UU.,
- mano de obra calificada,
- vocación manufacturera instalada,
- y capacidades locales de diseño e ingeniería.
6. El papel de las finanzas: sin crédito, no hay estrategia
Para que este giro no se quede solo en power point:
- Banca de desarrollo enfocada en:
- proyectos de automatización,
- innovación tecnológica,
- proveedores nacionales.
- Usar los instrumentos de mercado:
- CKDs, CERPI, fondos de infraestructura industrial,
- financiamiento a empresas que inviertan en upgrading tecnológico.
- La estabilidad macro, energética y regulatoria es la condición mínima.
Nearshoring + deflación china + crédito productivo = combinación para dar el salto industrial que México pospone desde hace 30 años.
Conclusión: de la dependencia pasiva a la estrategia inteligente
La coyuntura actual mezcla tres fuerzas:
- Dependencia mexicana de insumos y maquinaria chinos.
- Deflación industrial en China que abarata esos insumos.
- Guerra comercial EE.UU.–China que reposiciona a México como socio clave de Norteamérica.
México tiene dos caminos:
- Usar aranceles impulsivos y discursos nacionalistas que encarezcan la producción y nos saquen del juego.
- O diseñar una estrategia integral para:
- importar barato lo que aumenta productividad,
- construir proveedores nacionales en eslabones de mayor valor,
- atraer inversión condicionada a tecnología y contenido local,
- y consolidarse como nodo industrial sofisticado entre Asia y EE.UU.
Aprovechar la deflación china no es celebrar que “todo está barato”, sino decidir en qué la usamos para construir capacidades propias. Esta ventana no será eterna. El país que la convierta en robots, ingenieros, patentes y proveedores locales será el que salga fortalecido de esta guerra comercial.




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