IA y la Destrucción Creativa Final: ¿La Última Invención Humana?
De la Piedra a la Mente Sintética: La Destrucción Creativa Final
Este lunes, la Real Academia de las Ciencias de Suecia otorgó el Premio Nobel de Economía 2025 a un equipo de economistas por su trabajo sobre la dinámica de la innovación. Como destacó el The New York Times , uno de los laureados centró su discurso de aceptación en una idea centenaria pero hoy más relevante que nunca: la “destrucción creativa” de Joseph Schumpeter.
La teoría es la espina dorsal del capitalismo: el progreso no es una acumulación pacífica, sino un “vendaval perenne” donde nuevas tecnologías, modelos de negocio y formas de producción hacen implacablemente obsoletos a los anteriores. El automóvil no mejoró el carruaje; lo volvió obsoleto. La bombilla no perfeccionó la vela; la hizo obsoleta. Este doloroso pero necesario proceso de obsolescencia, argumentó el Nobel, es el motor de toda prosperidad.
Hemos navegado estos vendavales en dos grandes eras. Ahora, nos enfrentamos a una tercera, una tormenta tan poderosa que podría ser el acto final de este drama económico.
Primera Era: Haciendo Obsoleto el Músculo

Nuestras primeras invenciones fueron extensiones de nuestro cuerpo. Pero la primera gran destrucción creativa fue la agricultura . No fue una simple mejora; fue una aniquilación del paradigma existente. Hizo obsoleto al cazador-recolector nómada, junto con su estructura social y su visión del mundo, hubo nuevos ganadores para dar a luz al agricultor sedentario, la propiedad, la ciudad y el excedente. Cada invención posterior —la rueda, la palanca, el acueducto— se basó en este nuevo orden, con un objetivo claro: hacer obsoletas nuestras limitaciones físicas.
Segunda Era: Haciendo Obsoletas la Distancia y la Ignorancia
La siguiente revolución fue de información. La imprenta fue una fuerza Schumpeteriana de magnitud incalculable. Hizo obsoleta la figura del escriba y el monopolio de la Iglesia sobre el conocimiento, desencadenando la Reforma, la ciencia y la alfabetización masiva. Siglos después, la Revolución Industrial no solo hizo obsoletos a los artesanos, sino que reconfiguró la sociedad en torno a la fábrica y el reloj.
La fase final de esta era ha sido digital. El ordenador personal hizo obsoleto el archivo físico y gran parte del trabajo administrativo. Y la inteligencia artificial “invisible” —esa que ha operado por años en los correctores ortográficos de nuestros procesadores de texto o en los algoritmos predictivos de Google Maps — comenzó a hacer obsoletas tareas cognitivas específicas. Cada paso, aunque disruptivo, abría nuevos roles para los humanos. El propósito era hacer obsoletas nuestras limitaciones mentales.
Tercera Era: El Agente Creador y la Obsolescencia del Inventor
La IA de hoy es categóricamente diferente. No es una herramienta que amplifique la mente; es la creación de una nueva mente . Es lo que podemos llamar un Agente Creador : el invento de una invención que inventa.
Aquí es donde la teoría de Schumpeter nos lleva a una conclusión rapida, obvia, lógica e inquietante. En cada ciclo destructivo anterior, el agente de cambio era un nuevo tipo de trabajador humano que utilizaba una nueva herramienta. El agricultor se volvió obsoleto al cazador. El obrero industrial se hizo obsoleto al artesano. El programador quedó obsoleto al oficinista.
Pero en esta tercera era, el “creador disruptivo” que emerge no es un humano. Es la propia IA.
El Agente Creador no solo hace obsoletos los trabajos existentes; tiene el potencial de hacer obsoleto el rol del trabajo humano como motor primario de la innovación y la economía. ¿Esta es la destrucción creativa final? porque el inventor que está siendo desplazado somos nosotros. Por ello, la creación de una IA General es, o talvez será casi por definición, la última invención puramente humana.
El Futuro es Híbrido, por Ahora
Esta no es una profecía lejana. La simbiosis humano-IA ya define la vanguardia del progreso. Como evidencia irrefutable, varios Premios Nobel recientes en campos como la química y la medicina han admitido que sus descubrimientos —desde el complejo plegamiento de proteínas hasta el diseño de nuevas moléculas farmacéuticas— habrían sido muy dificiles o tardado mucho más sin la ayuda de la IA. Este es el punto de no retorno: la innovación de élite ya es un producto híbrido.
La Pregunta Final: ¿Reinvención u Obsolescencia Humana?
El vendaval de la destrucción creativa de Schumpeter, que hemos desatado una y otra vez para impulsarnos hacia adelante, finalmente se gira hacia su creador. La pregunta fundamental que definirá el próximo siglo ya no es “¿qué trabajos serán obsoletos?”, sino “¿se volverá obsoleto el trabajador humano?”.
Cuando la Singularidad llegue y un Agente Creador pueda innovar de forma autónoma, a una velocidad y profundidad que superen a la totalidad del intelecto humano combinado, nos enfrentaremos a dos caminos posibles.
El primero es el de la obsolescencia . ¿Nos convertiremos en los carruajes de la era de la IA, reliquias de un pasado más lento, cuidados y mantenidos por la benevolencia de nuestra creación, pero fundamentalmente irrelevantes para el curso del futuro? ¿Seremos los pasajeros de una civilización que ya no diseñamos?
El segundo es el de la reinvención . ¿Y si esta invención final no es el fin de nuestro rol, sino la herramienta para nuestra propia trascendencia? ¿Podríamos usar el poder de este Agente Creador no solo para curar enfermedades o explorar el cosmos, sino para rediseñar nuestra propia biología y aumentar nuestra cognición? ¿Es la IA el catalizador que nos permitirá fusionarnos con nuestra tecnología y convertirnos en una nueva forma de inteligencia “post-humana”, capaz de seguir participando en el juego de la creación?
La creación del Agente Creador es, sin duda, el capítulo final de la historia de la invención humana tal como la conocemos. La pregunta que queda abierta es si también es la herramienta con la que escribiremos el primer capítulo de lo que vendrá después.
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