Irán: Una Cultura Milenaria… y los Ayatolas
Irán, la antigua Persia, es una nación rica en historia y cultura milenaria. Sin embargo, su imagen moderna está intrínsecamente ligada a su régimen teocrático , un sistema de gobierno único que genera tanta fascinación como incomprensión en Occidente. ¿Cómo es la vida en este país bajo el gobierno de los Ayatolás? ¿Y por qué Estados Unidos, a pesar de las insistencias de Israel, ha evitado una intervención directa para derrocar este régimen?
La Vida en Irán: Entre la Tradición y la Modernidad
La vida en Irán es un complejo mosaico donde lo ancestral se mezcla con lo contemporáneo bajo el manto de un gobierno religioso. Contrario a algunas percepciones externas, la sociedad iraní es vibrante y diversa, y la gente convive con el régimen teocrático de maneras variadas:
- Una Clase Media Fuerte y Educada: Un aspecto sorprendente para muchos es la existencia de una clase media potente y altamente educada en Irán. Esta clase surgió de procesos de modernización y expansión educativa desde el siglo XX, mucho antes de la Revolución Islámica. A pesar de las dificultades económicas y la inflación, esta capa social es un motor de cambio, a menudo distanciada de los valores más estrictos del régimen.
- La Paradoja de la Mujer: Irán presenta una fascinante paradoja en cuanto al rol de la mujer. Si bien el régimen impone normas islámicas estrictas, como el uso obligatorio del hiyab y existen barreras legales y sociales en el ámbito laboral, el nivel de alfabetización y acceso a la educación superior para las mujeres ha escalado significativamente desde la Revolución. De hecho, el número de mujeres universitarias supera al de hombres en muchas áreas. Esta alta educación ha fomentado una mayor conciencia de sus derechos y las ha convertido en un actor clave en las protestas y demandas por más libertades, demostrando que el deseo de desarrollo y las aspiraciones modernas pueden coexistir y desafiar un sistema teocrático.
- Vida Cotidiana: Fuera de la política, la vida social iraní es rica. Las familias son el centro de la sociedad, y la hospitalidad es una virtud fundamental. Hay una vida cultural activa, aunque bajo ciertas restricciones. La gente navega por el sistema buscando formas de expresar su individualidad y modernidad, lo que a menudo se manifiesta en el arte, la moda y las interacciones sociales más informales.
El Origen de un Régimen Teocrático: La Revolución Islámica de 1979
La transformación de Irán, un país con una rica historia imperial y una cultura ancestral (como la persa, zoroastriana y sus tradiciones preislámicas), en una república islámica teocrática, es un fenómeno complejo que culminó con la Revolución Islámica de 1979 .
Antes de 1979, Irán era una monarquía secular bajo el Sha Mohammad Reza Pahlavi, quien impulsó una rápida modernización y occidentalización. Sin embargo, su régimen era autoritario, y generó descontento por la represión política, la desigualdad económica y la alienación cultural.
En este contexto, la figura del Ayatolá Ruhollah Jomeini emergió como líder. Jomeini era un clérigo chiita que defendía la “Velayat-e Faqih” o el “Gobierno del Jurisconsulto Islámico”. Esta doctrina, central en el chiismo duodecimano o imamí (la rama del Islam que siguen los Ayatolás), postula que, en ausencia del duodécimo Imán oculto, un clérigo experto en la ley islámica (un Ayatolá) debe asumir la autoridad política para guiar a la nación.
El chiismo, a diferencia del sunismo, cree en una línea de Imames designados divinamente, comenzando con Alí (yerno de Mahoma), y considera a los Ayatolás como expertos en la Sharia (ley islámica) y el Fiqh (jurisprudencia), otorgándoles gran poder religioso y político. La revolución de 1979 fue un movimiento popular que, aprovechando el descontento contra el Sha, llevó al poder a los clérigos, quienes instauraron un sistema donde las leyes islámicas (Sharia) son la base de la gobernanza, creando la República Islámica de Irán.
¿Por Qué EE.UU.? ¿No buscas el Derrocamiento del Régimen Teocrático?
A pesar de que Israel presiona consistentemente por una acción más contundente contra Irán y el régimen de los Ayatolás es calificado como terrorista por Washington, Estados Unidos ha optado por una estrategia de contención y presión, impidiendo el derrocamiento directo. Esta cautela se basa en lecciones históricas costosas:
- El trauma del caos post-intervención: Las experiencias en Irak (2003) tras la caída de Saddam Hussein y en Libia (2011) después del derrocamiento de Muammar Gadafi, dejaron claros ejemplos de cómo una intervención militar para cambiar un régimen puede desembocar en un caos prolongado , guerras civiles, el surgimiento de grupos extremistas y una inestabilidad regional incontrolable.
- La complejidad de Irán: Irán no es una nación tribal fragmentada como Libia o un país dividido sectorialmente como el Irak de posguerra. Es una nación con una población grande y diversa, una historia milenaria y una identidad nacional fuerte. Un colapso forzado del estado iraní podría desatar una anarquía masiva, un éxodo de refugiados sin precedentes y el riesgo de que armas y materiales sensibles caigan en manos equivocadas, con repercusiones catastróficas para toda la región y para los intereses globales.
- La apuesta por el cambio interno: Ante este riesgo, la estrategia de EE. UU. se inclina más hacia la esperanza de que facciones más moderadas accedan al poder desde dentro . Esta perspectiva se nutre de la existencia de una sólida clase media iraní, educada y globalmente conectada , que a menudo se muestra insatisfecha con las restricciones del régimen y podría ser un catalizador para un cambio pacífico a largo plazo. Washington prefiere esperar a que las dinámicas internas evolucionen, en lugar de arriesgarse a una inestabilidad catastrófica que podría ser contraproducente.
La Ambigua Relación con la Amenaza Terrorista e Israel
El régimen iraní ha sido, en efecto, acusado de promover ataques terroristas y apoyar a grupos como Hezbolá y Hamás. Esta política no se basa en una afectación territorial directa por parte de Israel, cuya creación en 1948 precedió al régimen islámico. En cambio, se fundamenta en:
- Ideología Revolucionaria: La “Velayat-e Faqih” considera a Estados Unidos como el “Gran Satán” ya Israel como el “Pequeño Satán”, percibiendo a ambos como “implantes coloniales” y enemigos del Islam que buscan oprimir a los pueblos musulmanes.
- Solidaridad Panislámica: Irán se posiciona como el defensor de la causa palestina y el líder de la resistencia contra la influencia occidental e israelí, utilizando la narrativa del “Día de Al-Quds” (Jerusalén) para movilizar el apoyo.
- Poder Asimétrico y Hegemonía Regional: Dado que Irán no puede competir militarmente de forma convencional con EE. UU. UU. o Israel, utiliza grupos proxy y tácticas asimétricas para proyectar poder, desestabilizar adversarios y mantener la presión en su lucha por la hegemonía regional.
Así, la relación entre Irán, su régimen teocrático y sus políticas externas es un entramado complejo de ideología, supervivencia y ambiciones de poder. La cautela de las potencias globales ante una intervención directa refleja un aprendizaje doloroso sobre los límites de la fuerza y la esperanza, a largo plazo, en la capacidad de una sociedad educada y moderna para moldear su propio destino.
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